El marco legislativo y administrativo español ha generado un marco de actuación para la Arqueología española que parte de la máxima “quién destruye paga”. De esta forma, los promotores inmobiliarios y constructoras han desembarcado en el campo en el campo de la arqueología preventiva, convertida en paliativa, en el que el pago de los daños ocasionados no se ven como gastos sino como inversión del negocio inmobiliario y donde el arqueólogo comercial queda reducido a un agente especializado en liberar suelo urbanizable y producir plusvalías.
El trabajo en la arqueología padece una desregularización caracterizada por un lado por la ausencia de un convenio regulador estatal, así como la diversidad de convenios de carácter provincial y sectorial, lo que la convierte en una actividad profesional desregularizada, burocratizada, deshumanizada, fuertemente politizada, oculta a los ojos de la sociedad y despreciada por la Academia.
Hablamos de un sector altamente liberalizado, con una fuerte desregularización en materia de derechos laborales, donde las empresas prácticamente tienen carta blanca para la explotación del sector, no ya solo a lo que en relaciones laborales se refiere, sino también en gestión del patrimonio.
Todo esto favorce la precariedad y explotación de las personas trabajadoras. La Arqueología comercial es un sector caracterizado por los bajos salarios, el no reconocimiento de las categorías laborales, eventualidad, temporalidad y la existencia del fraude de ley de la figura del falso autónomo, figura casi intrínseca a estas empresas.
Tanto para CNT Comarcal Sur Madrid, como para su Coordinadora de Arqueología, es necesaria una mayor conciencia de clase a la par que una mayor organización sindical (materializadas en diversas secciones sindicales) , no solo que sea capaz de lograr pequeños objetivos, sino transformar las relaciones laborales del sector.
CNT participa en las XV Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica (JIA) en las que se celebran en la Universidad Autónoma de Madrid. Consulta el PDF