Los trabajadores de Krea-Gestión de la Cultura y el Ocio S.L. también manifiestan irregularidades en las nóminas y la vida laboral, y vulneración de derecho sindical
En muchos trabajos la uniformidad es la base en la ejecución de la labor que se desarrolla, primando los aspectos técnicos o de seguridad. En otros, la estética es esencial para mostrar el servicio que se ofrece. En cualquiera de los casos, es un deber que corresponde a las empresas, aunque no cuente con un artículo en el Estatuto de los Trabajadores. Si pasea por algunos museos de Madrid es fácil darse cuenta de la falta de uniformidad que presentan los trabajadores de empresas externas. En el caso de las personas empleadas por Krea-Gestión de la Cultura y el Ocio, S.L. son de rápida identificación: zapatillas con suelas de colores vivos o claros que desentonan con la sobriedad del lugar, o personal que lleva camisas de verano en pleno otoño, son algunos de los casos que saltan a la vista. Parecen visitantes, pero se mueven por las salas con la paciencia y el tiempo infinito de quien trabaja en ellas y las conoce bien.
“Yo tengo nada más que una camisa de verano, de manga corta con la que he llegado a pasar frío en una ocasión”, relata Amor a través de WhatsApp (nombre falso para proteger su identidad), miembro de la plantilla que conoce bien el sector. La totalidad de los empleados se encuentra con la uniformidad incompleta: la falta de uno de los componentes del uniforme, como es el calzado, es genérica; mientras que la escasez de camisas blancas, chaquetas y pantalones negros es puntual en muchos trabajadores. “En mi caso solo me han facilitado la americana, lo demás es todo mío: básicamente yo no tengo uniforme”, puntualiza la Secretaria de Prevención de Riesgos Laborales de la sección CNT-Krea Madrid, entidad sindical constituida hace cinco meses.
Además, es común que los trabajadores eventuales no cuenten con ninguna de las prendas necesarias para realizar de manera cómoda su trabajo. “Los pantalones y los zapatos son míos y no tengo una chaqueta negra como tienen otros compañeros. Tengo una sensación de ridículo, de discriminación, porque se nota que parezco de otra casa, de otra familia al ir vestido distinto, encima con manga corta”, añade Amor. Su relato es similar al de otra persona que presta servicio en la empresa de manera intermitente y no quiere compartir su identidad, “a mi me llamaron y me dijeron: mañana tienes que empezar y tienes que tener un pantalón de traje azul o negro, una camisa, una americana y zapatos; una compañera me contó que a ella le daban americana y entonces pregunté y me dijeron que sí, que americana podía no traer pero que camisa y pantalón tenía que traer yo lo que tuviera”, suspira.
La norma establecida en los convenios de Ocio Educativo y Animación Sociocultural sí contempla este deber empresarial. Tanto el artículo 93 como el 91 de la norma madrileña y la española respectivamente, defienden que “a los trabajadores y trabajadoras se les dotará del equipo de prendas de trabajo de acuerdo con las necesidades del servicio que prestan”, y que la empresa “se responsabilizará de dotar de todos los equipos de protección individuales de seguridad necesarios para la realización de los trabajos.” A finales de verano la empresa proporcionó uniformes que apenas pudieron utilizarse por falta de tallas y el fin de la estación meteorológica. Diversos trabajadores han pedido a través de correos electrónicos las prendas que necesitan para hacer su trabajo, pero la empresa no ha respondido a estas comunicaciones individuales.
La diversidad de luchas de la sección: éxitos y necesidades
Unida a la reivindicación de la vestimenta, la Secretaria de Organización de la sección CNT-Krea Madrid denuncia con hastío la inestabilidad laboral a la que se ve sometida toda la plantilla, pero sobre todo las personas que están de manera eventual. “Es lo peor porque les están utilizando como un recurso más, como a una persona para cubrir un día, o dos, o tres o los que sean; para los cuales no tienen a nadie, y en vez de hacerle un contrato como el que tenemos nosotras es todavía más precarizado, podrían perfectamente no volverles a llamar y punto”, explica. “Me hacen convocatorias entre dos y cuatro al mes y con eso no tengo ni para pipas”, asegura Amor.
Gracias a la unión sindical y tras una reunión con la empresa, las trabajadoras han conseguido pequeños beneficios, como la aplicación del convenio de la Comunidad de Madrid frente al Estatal y el cambio de categoría laboral a controlador de salas, con percepciones económicas mejores; o que incluyan el pago de las vacaciones en las nóminas. Sin embargo, siguen denunciando la arbitrariedad en los llamamientos para cubrir servicios de auxiliar de sala en diversos museos madrileños. “No podemos hacer prácticamente planes porque los llamamientos son semanales y no sabemos si nos van a llamar para trabajar por la mañana, por la tarde, el fin de semana”, explica la Delegada Sindical de CNT Krea Madrid.
Asimismo denuncian tener que dedicar su tiempo libre a repasar su vida laboral al ser habitual encontrar deficiencias en las altas de las jornadas que desarrollan: días trabajados que no aparecen o confusión de unos días trabajados por otros que no han sido desempeñados, entre otras situaciones. Con todo, tienen razones para pensar que la empresa ha penalizado a parte del personal que decidió crear la sección sindical –que supondría la vulneración del artículo 85 del Convenio del sector de la Comunidad de Madrid–, por un lado, con una falta de llamadas para cubrir los servicios en los museos; por otro, al no responder a la propuesta de ofrecer contratos fijos por horas a las compañeras y dárselo a otros trabajadores más complacientes