El 12 de diciembre nos abandonaba Concha Serrano, y con ella una mujer excepcional e indómita luchadora libertaria.
Joven se afilia a la CNT, joven como otros/as tantos/as de sus coetáneos compañeros/as, participa y vive la época de la efervescencia libertaria, y “la furia” de aquellos ríos rojinegros que desembocaban en cualquier rincón, construyendo resistencias y confrontando con aquellos últimos suspiros prolongados del régimen militar, socio y amigo de las herramientas medievales y homónimo del genocidio. Pero Concha es joven, ella y sus compas son la nueva savia que brota por Madrid levantando sus adoquines, reconstruyendo las ruinas de una organización que fue horriblemente represaliada, y no ignora esto, es más, lo usa como una armadura que quizá ella no podía imaginar, la acompañaría hasta el último de sus días.
Ateneos libertarios, locales sindicales de la CNT, bibliotecas y espacios asociativos se extendían por aquel Madrid de los 70, los hogares de una gran familia libertaria que se reencuentra en su máxima expresión tras más de tres décadas. Viejos, jubiletas, exiliadas, curritos, hippies, estudiantes y hasta algún “hipster” de los “auténticos” hacían temblar sobre sus pasos, la inquina de una ciudad, corona de los verdugos.
¿Y dónde no estuvo Concha? Qué rincón o qué lugar no fue transitado por ella, que “movida” no se “comería” de lleno, a veces incluso hasta rozando la cuchilla, de sí, aquellos/as verdugos/as de la DGS. Mierda, en no tantas ocasiones fueron cazados por esas “cucarachas asesinas”, pero se sobreponían. De nuevo en pie, la peña de la COPEL estaba amotinada en Carabanchel, otras tantas compas del “sindi” comían talego, otros tantos se curaban de las heridas de aquellos salvajes piquetes de la lucha sindical en el tajo, con la bandera de la CNT, por supuesto. Agustín Rueda fue asesinado brutalmente, de nuevo otra vez, por los verdugos en la prisión de Carabanchel. El mitin de San Sebastián de los Reyes, y otras tantas militancias confederales: el V Congreso, el Caso Scala, su Sindicato de Enseñaza, la escisión y otros tantos hechos de la cartografía confederal de aquellos años, en los que Concha estuvo y participó activamente.
En el Ateneo Libertario de Villaverde, el local de la CNT, al que Concha llega tras la recuperación de este emblemático espacio de Patrimonio Sindical, en el 1º Mayo de 1980. Milita en CNT y Mujeres Libres, además del proyecto cooperativo, la escuela “Pequeño/a compañero/a”. Casi tres décadas de militancia en este local, que reunía y acogía sus sensibilidades políticas, desde diferentes espacios, y también en estrecha colaboración con las entidades sociales y vecinales de Villaverde, y con la diversidad de grupos y colectivos que han habitado durante años el Ateneo Libertario.
Ah, no lo dudéis, en todos esos rincones y en esas callejuelas de este viejo Madrid, siempre estuvo acompañada de sus dos aliados ideológicos, el anarquismo y el feminismo, este último impregnaba todo lo que en esencia era Concha, una Mujer Libre. Participó de la reconstrucción de Mujeres Libres, y militó en esta organización, en el grupo de Madrid hasta su deconstitución a finales de los 2000. Concha era alma y espíritu feminista, de esas Mujeres Libres que llevaban lo libertario a otros espectros y espacios del movimiento feminista en Madrid, contagiando e influyendo y tejiendo redes con otras tantas feministas. Portaba el feminismo en la práctica totalidad de sus análisis y discursos en espacios mixtos (el sindicato y otros movimientos sociales) donde las resistencias a la cuestión del género son si cabe más complejas y también más duras.
La huella que nos deja Concha está inserta en las calles de Madrid, la ciudad que tantas y tantas causas e ideales la hicieron protestar por sus calles, transitar espacios y lugares libertarios, participar en sensibilidad con otros movimientos, todos ellos de causa común: la libertad.
Esta breve semblanza, no es más que una pincelada a toda su intensa y rica trayectoria libertaria en Madrid. Es un reconocimiento a quien, con un sentido de la solidaridad excepcional, siempre estuvo ahí, en primera fila. Nunca le gustó pasar desapercibida, era dinámica, propositiva, y entusiasta, tomaba partido porque nunca la gustaron las gradas. Concha siempre alzaba el puño ante las adversidades, o ¿acaso alguna vez lo bajó?
En tu recuerdo y en tu memoria, va por ti, Concha. ¡Salud!
Federación Comarcal Sur
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