La limitación en el acceso a los centros sanitarios en todo el estado, para impedir difundir las situaciones “negativas” para los intereses de los políticos y gestores, ha sido norma común de todos los partidos, independientemente de su color.
La Consejería de Sanidad ha enviado en la segunda semana de febrero una nota informativa a las gerencias de todos los hospitales, centros de Atención Primaria y SUMMA para decirles que se acabó lo de dejar entrar en sus instalaciones a cualquier persona que no esté enferma o sea familiar de un paciente.
En los dos últimos plenos de la Asamblea de Madrid el consejero de Sanidad, Jesús Sánchez Martos, se encargó de dejar claro tanto al PSOE como a Podemos que no le gusta nada que visiten los hospitales sin avisar ya sea para denunciar el colapso de las urgencias o para preguntar a los profesionales sanitarios por sus problemas laborales.
Como no existe normativa alguna que regule expresamente el régimen de entrada en un hospital, la Consejería ha tenido que enviar una nota informativa a todos los gerentes para que, a no ser que se pida permiso previamente, no dejen entrar en las instalaciones a nadie ajeno a las mismas. Sólo pacientes y sus familiares.
“La idea es que nadie pueda contar lo que ocurre en la urgencia”, asegura José Manuel Freire (PSOE): “Si cada vez que vayamos, o vayáis vosotros, hay que pedir permiso a la gerencia (que, recuerdo, es personal colocado por la Consejería) está claro que se encargarán de arreglar todo antes de que podamos verlo. Es la última treta de Sánchez Martos para ocultar la realidad… Y aun así se le seguirá llenando la boca hablando de transparencia”.
Lejos de reconocer la intención de silenciar lo que ocurre dentro de los hospitales, el argumento que la Consejería plasma en la nota informativa es que: “Son lugares de trabajo de horario continuado donde se atiende a ciudadanos que presentan una dolencia considerada urgente que no admite demora, y con una plantilla de profesionales que actúan de manera coordenada y sincronizada. No es un lugar apropiado para visitas de personas ajenas al recinto con el propósito de conocer las instalaciones y entrevistarse con trabajadores, porque ello interfiere en su trabajo, puede perturbar el servicio y la atención a unos pacientes cuya intimidad está protegida por Ley, y que podría ocasionar situaciones de riesgo para los pacientes”.