Una de las actividades que desde Comarcal Sur hemos llevado a cabo para conmemorar este 1 de mayo ha sido la celebración de un cinefórum virtual sobre la última película de Ken Loach: “Sorry we missed you” (2019). Desde CNT no aceptamos que el confinamiento se traduzca en distanciamiento social, así que el pasado jueves 30 de abril nos encontramos unxs veinte compas (pantalla de por medio, eso sí) para compartir las ideas y los sentires que nos había provocado la peli, protagonizada (como siempre, en el caso de Loach) por actrices y actores poco conocidxs para el público en general.
El director de “Tierra y Libertad” (1995), entre otras, aborda en su última peli la situación de una familia de la clase obrera de Newcastle en la que la pareja adulta se ve atrapada en trabajos “uberizados”. “Sorry we missed you” es el mensaje que carteros/as y repartidores/as suelen colar en una notita por la rendija de la puerta cuando llegan con un reparto a una casa y nadie les abre. Una de las primeras reflexiones que surgieron durante el cinefórum ahondaba (de alguna manera) en esta sensación de no llegar a tiempo, de correr y finalmente no encontrar a nadie que te abra la puerta; varixs compas señalaron la importancia del transporte y los tiempos en estas nuevas formas de trabajo que refleja Loach, en tanto que se basan en una constante sensación de urgencia. Una prisa perpetua monitorizada por “tecnologías de control” (teléfonos móviles y otros aparatos geolocalizadores), que nos hicieron pensar en aquella pregunta de Murray Bookchin: “¿Hay posibilidad de que la técnica moderna ayude a liberar material y espiritualmente al ser humano? ¿Tenemos manera de hacer de la máquina el instrumento de una sociedad orgánica cuyo eje y medida sea el ser humano?”.
Estas nuevas empresas nos prometen, como afirma uno de los encargados que aparece en la peli, que: “Serás el amo de tu destino”. Dibujando una horizontalidad ficticia: “No trabajas para nosotros, sino con nosotros”. Sin embargo, juegan (como decían lxs compas) con el endeudamiento de sus trabajadores/as al hacerles comprar los materiales necesarios para iniciar el trabajo (una bici, una moto, una furgoneta, protecciones, etc.), después empiezan las sanciones si protestas (reducciones de horarios, asignación de los peores turnos…), la culpabilización (si no llegas es porque no estás currando lo suficiente…), la dificultad que el modelo ofrece para la auto-organización de lxs trabajadores/as, y todo ello envuelto en una relación laboral de falsos/as autónomos/as.
Una situación parecida al “cuento de la lechera” en la que los cántaros suelen quedar rotos a mitad de camino. Y, con ellos, las relaciones familiares (como muestra la peli) por una inviabilidad para prestar la atención suficiente a lxs más peques. En este sentido, hubo acuerdo durante el debate en que, a pesar de dar mucha centralidad a la figura de Ricky (padre) la obra refleja magistralmente el peso particular con el que carga Abbie (madre): trabaja cuidando a personas dependientes (dos horas por domicilio y pagando el transporte por su cuenta), absorbe las violencias que se generan en casa debida a la tensión acumulada por parte de cada integrante del núcleo familiar, se ocupa de las tareas domésticas y que todxs estén “atendidxs”… y, cuando acaba explotando, pide disculpas (avergonzada) por haber “perdido los estribos”, a pesar de sostener el planeta entero sobre su espalda… ¿Qué pasaría (se preguntaba una compa) si Abbie, y tantas como ella, se pusieran en una huelga total e indefinida? El final de la peli nos dejó “mal cuerpo” en dos sentidos: parece que vuelve a ubicar la centralidad del trabajo productivo en el hombre (paradójicamente, sobre todo por lo que comentábamos en el párrafo anterior…) y refleja cierta desesperanza que (en el mejor de los casos) puede llevarnos a preguntarnos: “bien, ¿y qué hacemos para salir de ahí?” … Salir de ese “ahí”, ese “aquí” colectivo de la clase obrera, la historia de una carrera agotadora contra el endeudamiento perpetuo, donde el apoyo mutuo y la organización de lxs trabajadorxs han sido, son y serán clave para resituar las prioridades de ese “tic tac” desenfrenado que marca el reloj neoliberal. Seguiremos pensando sobre ello en los próximos cinefórums CeNeTistas, ya que esta experiencia (aunque virtual) nos ha servido para seguir alimentando ese “senti-pensar” colectivo.