Por cuarto año consecutivo volvemos a las calles en el 1º de Mayo Interseccional, volvemos a juntarnos y a encontrarnos diversas y combativas junto a decenas de colectivos y colectivas y junto a las compañeras de CNT Madrid y de CGT
La clase obrera es y ha sido siempre diversa. Sin embargo, cuando se habla de la clase obrera nos viene a la cabeza el ideal de un imaginario muy concreto, centrado en la blanquitud, la masculinidad y el trabajo físico, que nos vende una épica belicista y uniforme de la lucha contra la explotación. Esta imagen de “El Obrero” responde a los intereses de sectores reaccionarios, que buscan ocultar la realidad que vivimos: no solo la realidad contra la que luchamos sino también la fuerza y potencia de nuestro mundo, uno en el que caben muchos mundos.
Formar parte de la clase obrera es mucho más que trabajar. Es una posición dentro del sistema, que va más allá del trabajo que llaman “productivo”. Somos y hemos sido siempre las desposeídas en un sistema capitalista, las racializadas en un sistema racista, las mujeres y disidentes de un sistema cisheteropatriarcal, las desplazadas y expulsadas de un sistema imperialista, extractivista y colonial, las raras e insumisas de una normatividad imposible. Somos los pueblos originarios de Abya Yala, expoliados de sus recursos naturales y expulsados de sus territorios ancestrales a la ciudad, para la explotación laboral como mano de obra barata en el eje de la maquinaria capitalista neoliberal. A la clase obrera nos une la desposesión, no somos propietarias más que de nuestra fuerza de trabajo. Pero no somos un monolito: somos vida(s) con contextos y condiciones materiales diversas, llegadas de muchos territorios, con nuestros saberes y formas de lucha a cuestas.
No hay una sola forma de ser clase obrera, no existe la “pobre buena”, hay que romper con el imaginario de la pobreza en el que la mayoría de nosotras no cabemos. No queremos vivir en un sistema cuyas mayores promesas son una jornada a tiempo completo y una hipoteca. No somos jóvenes precaries, nuestra pobreza y la explotación capitalista no es transitoria, es sistemática y sabemos que ¡No va a cambiar por arte de magia! En un sistema que nos quiere sumisas y despolitizadas, hay que autoorganizarnos, seguir tejiendo estrategias de autodefensa y construir nuestro mundo.
Somos clase obrera, pero no todas sufrimos las mismas violencias.
Desde el 1 de mayo interseccional, afirmamos, repetimos, gritamos que: la lucha es el único camino. Es la única vía de emancipación real para la clase obrera; que incluya equidad, bienestar y calidad de vida para todes. Queremos derrocar al capitalismo a través de la autoorganización, de formas de militancia que comprendan la solidaridad, el apoyo mutuo, la desobediencia, la conciencia social y de clase y las alianzas globales y locales como herramientas imprescindibles.
Porque: ¡no queremos vivir en un sistema, queremos vivir en un mundo! Un mundo nuevo, sin capitalistas, sin jefes, sin caseros, sin genocidas, sin opresión. Un mundo que ya vamos construyendo poco a poco y desde abajo.
Para este, nuestro mundo, sumamos esfuerzos, construimos un sindicalismo feminista, interseccional, comprendiendo y respetando la diversidad y todas las problemáticas que sufre la clase obrera. Un sindicalismo de base que afronte el conflicto, que resquebraje la paz social burguesa y que ponga en el centro la vida de la clase obrera.
El nuestro es un mundo posible frente a un sistema capitalista y colonial condenado al colapso, y que nos condena con él. Nuestro mundo, en el que cabemos todas, es la única alternativa.
Extracto del Manifiesto en común del 1º Mayo Interseccional
NUESTRO MUNDO CONTRA SU SISTEMA
MIÉRCOLES 1 DE MAYO
11:30-14:30 Manifestación Plaza Mayor –Jardín de las Vistillas.
14:30-17:30 Mitín y pinchada Dj´s