Carta abierta al colegio profesional de arqueología

Estimados Colegios de Arqueología:

Nos preguntamos, ¿no es el silencio una declaración de intenciones? Ya saben aquello que dicen: no tomar posición en una injusticia es una toma de posición per se. O en otras palabras, la posición neutral siempre estimula al opresor, no al que sufre.

Como bien sabrán, desde hace meses, la Coordinadora de Arqueología del sindicato CNT Comarcal Sur-Villaverde se halla inmersa en un conflicto contra LURE Arqueología S.L. Conflicto que nos afecta a todas y todos los profesionales de la arqueología por igual. Esta empresa no sólo no reconoce ni valora las funciones y tareas como profesionales de arqueología, de necesaria titulación y experiencia (Art. 1 del Código Deontológico del Colegio) a un compañero, sino que participa de cargos de importancia (vicepresidencia) dentro de dicha institución profesional madrileña y colabora con otras asociaciones donde se dice defender el rigor ético y la dignidad de nuestro sector. Además, para más INRI, dicha empresa participará en los próximos días como ponente en las X Jornades d’Arqueologia de la Comunitat Valenciana de 2022. ¿Cómo van a mejorar nuestras condiciones y derechos si, entretanto, se permite que la injusticia campe a sus anchas entre las plataformas que defienden nuestros intereses como profesión?

Como es obvio, no es algo que digamos sólo nosotros, sino que también viene recogido en el Código Deontológico redactado por el propio Colegio. ¿No es precisamente ese silencio contradictorio? Según el Art. 3 b del Código, «el Arqueólogo Profesional deberá observar el debido rigor ético […], velando siempre por la dignidad de la profesión y porque sean respetados los derechos inherentes a ella». Asimismo, «debe contribuir a una práctica solidaria de la profesión». ¿Qué confianza y solidaridad puede generar el Colegio cuando, desde el silencio, se muestra en connivencia con empresas que, a día de hoy, precarizan y vulneran nuestros derechos como trabajadores de la arqueología? Pero, sobre todo, ¿cómo va a cambiar la sociedad y la visión que se tiene de la arqueología, si todas aquellas instituciones relacionadas con la arqueología, que supuestamente trabajan por el colectivo, siguen siendo cómplices de los mismos errores del pasado? Por añadidura, «todo AP debe comportarse de acuerdo no sólo con la letra del presente Código, siempre incompleto, sino también con el espíritu que emana del mismo» (Art. 54).

Por último, en un artículo escrito para la revista Complutum, «Innovando (desde) el ecosistema arqueológico profesional» (Caballero et alii, 2021), se asegura que, después de la Reunión de Arqueología Profesional que tuvo lugar en abril de 2019 en el Colegio, una de las primeras líneas de trabajo se trataba de la condiciones laborales. ¿Qué condiciones laborales podemos esperar si las empresas que nos precarizan son las mismas que contaminan y redactan cómo deben ser nuestras condiciones?

Es hora de dar un paso al frente y tomar posiciones para que sepamos si, realmente, los Colegios están a favor de una mejora tangible y real de nuestros derechos o si, por lo contrario, se trata de un artificio más que enmascara los intereses individuales de unos pocos.
Es momento de darle un giro histórico a la lucha de la arqueología. Es el momento de posicionarnos y saber si, realmente, queremos innovar el “ecosistema profesional” o bien seguir como hasta ahora, a riesgo de no cambiar nunca nuestra deteriorada y yerma situación. No tomar una posición, desde luego, es una posición en sí misma.