“…navegaremos y caminaremos para decirle al planeta que, en el mundo que sentimos en nuestro corazón colectivo, hay lugar para todas, todos, todoas. Simple y sencillamente porque ese mundo sólo es posible si todas, todos, todoas, luchamos por levantarlo.” UNA MONTAÑA EN ALTA MAR
La Travesía zapatista por la vida
Esta aventura colectiva comenzó hace ya más de un año, en el otoño de 2020, con la publicación de un anuncio por parte del EZLN: su intención de hacer un viaje a tierras europeas para encontrarse con colectivos de abajo y a la izquierda que luchan en esta geografía contra cualquiera de las muchas cabezas de la hidra capitalista.
Desde entonces y con mucha ilusión, un grupo de militantes de CNT Comarcal Sur nos planteamos arrastrar a nuestro sindicato y a nuestra organización a esta travesía, sumándonos así los cientos de colectivos que también estaban comenzando a movilizarse.
Tras meses de trabajo interno a ambas orillas del Atlántico, en la primavera de 2021 se embarcaba una primera avanzadilla de la delegación zapatista, el Escuadrón 421, que compuesto por 4 mujeres, 2 hombres y una persona otroa, deshaciendo lo navegado por aquella fatídica expedición en 1492, anunciaba el posible comienzo de un proceso decolonizador de nuestro propio territorio al renombrar a Europa como Slumil K’ajxemk’op o Tierra Insumisa.
La llegada del Escuadrón 421 a costas galegas se produjo ya entrado junio, aunque el acto que daría arranque definitivo a la gira estaba marcado para el 13 de agosto en Madrid, en el 500 aniversario de la caída de México-Tenochtitlán en manos de tropas españolas.
Si bien la idea era que para esa fecha el conjunto de la delegación zapatista hubiera conseguido reunirse en Madrid, las dificultades legales que tuvieron que sortear las compas zapatistas lo hicieron imposible. No ya solo a la hora de entrar en una Europa fortaleza aún más encerrada en sí misma con la excusa de la pandemia sino también a la hora de poder salir de México. En el momento de expedición de los pasaportes, entre muchos otros impedimentos y despropósitos, las autoridades de aquel país llegaron a cuestionar el propio nacimiento de nuestras compas indígenas, llegando a calificarlas como personas “ex-temporáneas”, fuera del tiempo. El EZLN, haciendo gala de su característica resiliencia y sentido del humor, se apropió del término y decidió denominar a la delegación que habría de cruzar el charco en avión como La Extemporánea.
Así, formalmente, la Travesía por la vida, tuvo lugar durante los meses de septiembre, octubre, noviembre y los primeros días de diciembre de 2021. La delegación estaba compuesta por decenas de equipos de escucha y palabra, formados por unas cinco compas cada uno. Éstos irían recorriendo los diferentes rincones de Slumil K’ajxemk’op, encontrándose con sus colectivos, organizaciones y redes, comenzando por el noreste (la llamada zona 1), continuando por el centro (zona 2) y acabando por la península ibérica y las islas canarias (zona 3).
Una de las últimas plazas en ser visitada fue precisamente nuestra ciudad, en la que tuvo lugar el Encuentro de luchas por la vida hacia finales de noviembre y en la que finalmente se volvió a reunir el conjunto de La Extemporánea recién comenzado diciembre para iniciar el viaje de vuelta a Chiapas.
El Encuentro de luchas por la vida
Uno de los hechos más remarcables a la hora de analizar la acogida de la propuesta zapatista en Madrid, fue que no pocas organizaciones y colectivos coincidiéramos en la visión del proceso que a penas arrancaba: que más importante aún que los días que compartiríamos con las compas del EZLN, el CNI o el Frente de Pueblos eran los meses previos de tejer y fortalecer redes desde lo local y lo que acertáramos a construir después de su marcha. En el fondo, esa visión compartida surgía del entendimiento de ese “organícense” con el que las zapatistas nos llevan insistiendo tantos años. Mensaje sencillo pero que como bien sabemos exige determinación colectiva y trabajo constante.
De esta manera, los más de 60 colectivos que hemos puesto nuestro granito de arena para construir el Encuentro de luchas por la vida en Madrid comenzamos a articularnos en base a unos ejes temáticos por ámbitos de lucha: Trabajo y Migración; Antirracismo, internacionalismo y luchas decoloniales; Transfeminismos y luchas antipatriarcales; Defensa de la Tierra y el territorio; Arte, cultura y medios de comunicación; Memoria histórica y libertad de expresión; y por último Derechos Sociales.
El trabajo de los ejes era principalmente el de generar la agenda política que compartir con las compas mexicanas durante su visita, así como desarrollar todo el trabajo de coordinación, logístico y de cuidados que lo acompaña. Una tarea nada sencilla que se sumaba al quehacer cotidiano de cada organización.
Pero la admiración y el respeto por las zapatistas han sido impulso y un pegamento de primera que nos ha permitido conocernos y trabajar codo con codo, a personas y colectivos que no necesariamente habíamos coincidido tanto hasta el momento. Y no sólo se ha dado bien, si no que ha sido todo un placer. Esto no es una frase bonita para una crónica sino un hecho más bien raro y especial en procesos políticos como éste.
Quizá el mejor ejemplo de esta energía que nos impulsó durante los primeros meses fue la culminación del proceso interseccional “Juntas por un 1º de Mayo” que venía fraguándose desde antes de la pandemia pero que finalmente vio la luz esta primavera pasada, en una manifestación en cierta medida y entendida en su contexto, histórica. El trabajo de los ejes tuvo mucho que ver con la articulación de toda la diversidad que demostró el día de la clase que los debates dicotómicos son la verdadera trampa. Que precisamente reconociéndonos en la diversidad de lugares en que el sistema nos coloca, podemos trabajar juntas para acabar con él, procurando que no haya más lugares de subalternidad y que nadie quede al margen.
Cierto es que el retraso en el comienzo de la gira dificultó el trabajo de los ejes. Éstos, compuestos por colectivos de base de la ciudad (con agendas siempre echando humo y con las fuerzas justas, como bien sabemos) tuvimos que sostener con constancia durante 14 meses un importante nivel de trabajo, además de tener que resistir algunos picos de actividad frenética, con el consiguiente desgaste.
Una compañera del movimiento de vivienda reflexionaba con gran acierto que al tratarse de un esfuerzo que debía ser sostenido con constancia, no era casualidad que la inmensa mayoría de participantes fueran mujeres… ¿alguien se sorprende?
Así pues, entre el 20 de noviembre y el 3 de diciembre, tuvo lugar el Encuentro propiamente dicho. Cada día tendrían lugar encuentros, conversatorios, rutas, visitas… diferentes actividades en las que pudimos por un lado, escuchar la palabra de las zapatistas sobre los sufrimientos que aguantaron por generaciones en las fincas de los terratenientes hasta el 1 de enero de 1994, sobre cómo comenzaron a organizarse en clandestinidad, cómo han ido construyendo su autonomía y solucionando los distintos problemas que se han ido encontrando, sobre cómo se dio y se da la lucha de las mujeres o sobre cómo es que continuan en resistencia y rebeldía frente a todas las estrategias de los malos gobiernos, los paramilitares y las empresas transnacionales y sus megaproyectos. Por otro lado, también tuvimos el tiempo para contar sobre las luchas que han existido y existen en nuestros territorios, de lo cual pudimos aprender también mucho entre los propios colectivos de la ciudad, que en no pocas ocasiones, no sabíamos tanto las unas de las otras.
Los detalles de lo intercambiado en estos encuentros queda entre los colectivos que participamos, tal y como acordamos con nuestras compañeras y ya hermanas zapatistas.
¿Y ahora qué? A sembrar JUNTAS
Al igual que sucedió con el proceso político que arrancó con la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, con esta iniciativa las compas pretenden continuar tejiendo resistencias y rebeldías desde abajo y a la izquierda, saliendo una vez más de sus comunidades en el sureste mexicano para esta vez, escuchar y caminar junto a otras luchas por todo el mundo.
Como hemos visto, esta visita ha sido una oportunidad inmejorable para organizarnos más y mejor entre nosotras, para escucharnos, saber más de nuestras luchas, nuestras problemáticas, nuestras dificultades, nuestros saberes y aprendizajes, nuestros modos.
En el sindi (pero, como decíamos al principio, no solo) llevamos ya tiempo dándole vueltas a la idea de un espacio de encuentro a nivel local de colectivos, organizaciones y movimientos al margen de los partidos. Un espacio no coyuntural, con vocación de permanencia, más centrado en lo organizativo que en la movilización. Pero la verdad, no veíamos el momento de lanzar la propuesta, ni nos veíamos con las fuerzas suficientes…
El proceso organizativo en torno a la gira zapatista era lo que faltaba, la oportunidad de trabajar juntas durante meses, de abonar y arar la tierra sobre la que sembrar ahora esa semilla que nos regalaron las bases de apoyo zapatistas, una semilla que es organización.
Por supuesto que a penas tenemos preguntas:
¿Es una necesidad compartida? ¿Estamos preparadas? ¿Nos daría fuerzas? ¿Una mayor capacidad táctica y estratégica? ¿Nos permitiría ahorrar esfuerzos de coordinación? ¿Sería bueno centrarnos en reconstruir tejido social en lugar de movilizarnos tanto pero de manera disgregada? ¿Tendríamos juntas una mayor incidencia social? ¿O una mayor capacidad para mejorar nuestras condiciones de vida? ¿Necesitamos un espacio en el que establecer prioridades y objetivos colectivos? En definitiva ¿un espacio así nos ayudaría a organizarnos mejor, a conquistar derechos para todas?
A nosotras, en este sentido, nos inspira el Confederalismo Democrático de nuestras hermanas kurdas, que a nivel local están intentando aterrizar las compas de Apoyo Mutuo Aragón. También seguimos con mucha atención los procesos que están teniendo las compas del movimiento de vivienda cuando hablan de sindicalismo de barrio y confederalismo. Evidentemente, todo este imaginario no nos es extraño, el sindicalismo revolucionario y más concretamente en el contexto ibérico el anarcosindicalismo, lo hicieron suyo y lo desarrollaron de manera espléndida hace ya más de un siglo.
Otros procesos muy interesantes son los que se están dando en las intersecciones de los feminismos, el antirracismo y el sindicalismo, dinamizados desde la Laboratoria. O el propio proceso organizativo en torno al 8M, que no sólo culminó en dos huelgas generales feministas históricas si no que ha sabido mantener el tirón en condiciones adversas demostrando que los feminismos siguen siendo nuestra mejor arma contra el fascismo. O el esfuerzo hecho por todas esas redes migrantes que señalan a la más criminal de las leyes y exigen una #RegularizaciónYa. O todos los aprendizajes acumulados en decenas de centros sociales durante las últimas décadas. O aquellas acampadas en las plazas de ciudades, pueblos y barrios, las mareas, los rodea el congreso, las marchas de la dignidad, las huelgas generales, los piquetes, los escraches, las okupaciones…. las innumerables movilizaciones que explotaron aquel 15 de mayo de 2011.
Las referencias son muchas más, evidentemente estas son sólo unas líneas desde una visión parcial y limitada, desde una perspectiva local y regional. Precisamente sería interesante compartir otras visiones y referencias desde otras geografías y calendarios para seguir aprendiendo e inspirándonos entre todes.
La formulación que planteamos de “espacio de encuentro” es, desde luego, lo suficientemente vaga como para imaginar las muchas posibilidades que existen y que solo juntas podríamos valorar con sentido común. Pero más allá de eso (la inteligencia colectiva nos irá guiando), la clave podría estar en cuidar mucho más la forma en que nos relacionamos.
Para esto, quizá debamos cuestionarnos nuestra cultura política, de la que si bien algo se puede rescatar (esa herencia libertaria de saber que no se acaba con el amo con las herramientas del amo) también tiene muchos aspectos sobre los que convendría reflexionar bastante: ¿cómo nos manejamos en el conflicto político? ¿cómo lo resolvemos? ¿cómo nos manejamos en la diferencia? ¿competimos por los espacios políticos en lugar de cooperar para agrandarlos en común? ¿cómo entendemos la relación entre las diferentes luchas? ¿tenemos la madurez política suficiente para poder ser más compañeras, sin estar ni en todo ni siempre de acuerdo?
Como es lógico, los movimientos no somos ni podemos ser ajenos a la sociedad en la vivimos y paradójicamente reproducimos los sistemas contra los que luchamos: machismo, colonialismo, racismo, clasismo… Una cultura política, una forma de relacionarnos y de trabajar conjuntamente no se cambia de forma abrupta, es un proceso. Quizá tengamos que ser capaces de analizarnos con sinceridad y reconocer nuestras dificultades, para así poder dotarnos de mecanismos concretos y útiles pararesolver los conflictos que puedan surgir y surgirán cuando estemos trabajando realmente juntas, teniendo debates, haciendo propuestas, buscando soluciones, tomando decisiones políticas, generando tácticas y estrategias en común, levantando nuestra propia economía, construyendo la sociedad que queremos entre todas.
Durante alguna asamblea estos últimos meses, una compañera del movimiento antirracista nos regaló una metáfora muy bonita que quizá consiga transmitir mejor el espíritu de esta propuesta:
¿Y si cocinamos juntas? ¿Y si hacemos una buena olla de un guiso con muchos ingredientes y especias, a fuego lento, sin prisa, sin demasiada receta, dejándonos llevar por la intuición y por los muchos saberes con los que contamos? Un guiso en el que todas tenemos algo que aportar pero que no queremos que sepa a lo de siempre, queremos que tenga algo nuevo, un toque fresco. Así pues cada quién también debe cuidar lo que le echa al guiso y cuánto le echa al guiso, pues no queremos que se pierda ningún matiz… Será un guiso bien sabroso y que nos dará fuerzas para continuar luchando más y mejor.
…¿te animas a cocinar JUNTAS?
Desde los barrios del sureste madrileño…
Primavera de 2022
Comarcal Sur Madrid
PD: A lo largo de la primavera, desde la red que somos el Encuentro de luchas por la vida, iremos sembrando esas semillas que nos regalaron las bases de apoyo zapatistas. Sabemos que en más colectivos y redes de la ciudad también se están comenzando a dar reflexiones en la misma línea y de hecho ya estamos empezando a coincidir e intercambiar unas primeras impresiones. Sigamos compartiendo desde lo formal y lo informal, sintiendo que este proceso colectivo que de alguna manera ya ha empezado es de todas, todes y todos y que más importante que saber a dónde nos llevará es que vamos juntas, conociéndonos, reconociéndonos, cuidándonos!